La Saga de Thanos en los tebeos El Universo Cinematográfico Marvel
Sucedía en la escena post-créditos de Los Vengadores (2012). En algún lugar nebuloso del espacio, justo después de la batalla que acababa de enfrentar a los Héroes Más Poderosos de la Tierra contra una monstruosa raza alienígena que pretendía invadir la Tierra, los Chitauri, su comandante se dirigía a informar del fracaso en la obtención del Teseracto, el objeto tras el que iban en realidad, a su aparente jefe supremo, un individuo de imponente estatura que le daba la espalda a la cámara. Al acercarse, este se giraba ligeramente y los espectadores podíamos distinguir una sonrisa cruel y un mentón estriado. Los viejos aficionados a Marvel no dudamos en reconocerlo: Thanos, apodado el Titán Loco en los cómics, uno de los más grandes villanos de la Casa de las Ideas. Y aunque creímos que así se desvelaba quién habría de ser el enemigo del grupo en la siguiente entrega, nada de eso sucedió. Es más, Thanos realizaría un par de intervenciones en otras películas del UCM. La primera, en Guardianes de la Galaxia (2014), ya como presencia en la sombra que orquestaba la intriga en pos del objeto mítico cuya busca provocaba la unión del equipo titular: un objeto que ya se presentaba como una Gema del Infinito. La segunda, en Vengadores: La era de Ultron (2015), en cuyo último plano aparecía ciñéndose un enorme guantelete con cinco huecos vacíos donde engarzar cinco joyas, un nuevo guiño para los iniciados: el Guantelete del Infinito. Por fin, la promesa había de cumplirse en Vengadores: Infinity War, film que se anunció como primera parte de un díptico que se completaría un año después con Vengadores: Endgame, y que dejó a los aficionados con el más impactante cliffhanger de cualquier saga del cine moderno: la mitad de la población del universo, eliminada con un chasquido de dedos de ese guantelete, y el mismo número de superhéroes igualmente aniquilado, dentro de un film que, con un par de excepciones, hace pasar por sus imágenes a todos los personajes desarrollados en los once años de Universo Cinemático Marvel. El enfrentamiento más grande de todos los tiempos, vamos, que como ya saben todos cuantos han visto el díptico, ha sido concebido por Marvel Studios como un punto de inflexión en su trayectoria.
Entre el primer Vengadores e Infinity Wars se encajan doce estrenos del UCM (¡doce en siete años!). Ya ese film que unió a los principales héroes marvelitas fue un primer jalón del ciclo, que culminaba la llamada «primera fase» en que se habían ido presentando sus principales integrantes (Iron Man, con dos títulos, más Hulk, Thor y el Capitán América). Desde entonces, el estudio ha ido construyendo un espeso entramado entre todas las series y películas que componen su catálogo, siguiendo el mismo principio de interacción y continuidad que el universo de papel que es su modelo, tal como razono en la primera entrega de mi artículo. No tengo claro que en la cabeza de sus rectores, desde el momento en que el rostro de Thanos se esboza en el último plano de Los Vengadores, ya existiera el plan para llegar al presente díptico, pero lo cierto es que las posibles incoherencias se disimulan bien hasta llegar a este apoteósico final.
El UCM cuenta con la inmensa ventaja de un fabuloso corpus original trazado a lo largo de más de medio siglo, desde su inicio en 1961 hasta la actualidad, forjado por múltiples autores (y no por uno solo, como a veces parece, ese Stan Lee cuyas hitchcockianas apariciones, a menudo regocijantes, en todas las películas del ciclo, son uno de sus sellos de identidad). Había varias sagas y enemigos más grandes que la vida por escoger para enfrentarlo a los héroes Marvel en una saga de esta naturaleza. La elección de Thanos no puede ser más justificada.
En principio, el díptico parte de una de las sagas cósmicas de mayor éxito en la historia de la editorial, El Guantelete del Infinito (serie de 6 números publicada entre julio y diciembre de 1991, que desencadenó diversas secuelas que se prolongarían durante años). A grandes rasgos, esta serie, escrita por Jim Starlin y dibujada primero por George Perez y luego por Ron Lim, ambos con el entintado de Josef Rubinstein, cuenta cómo uno de los villanos emblemáticos de la casa, Thanos, adorador de la Muerte —en sentido literal, puesto que este término se encarna en una figura encapuchada de seductoras formas femeninas que aparece constantemente a su lado—, consigue un poder casi omnímodo al hacerse con seis piedras tan antiguas como el universo, las llamadas Gemas del Infinito, que engarza en un guantelete y lo convierten prácticamente en un dios, siendo su primera acción matar a la mitad de la población universal. A grandes rasgos, esta es la trama que cuenta asimismo Vengadores: Infinity War.
He visto las 22 películas que componen el UCM, incluída esta Vengadores: Endgame (en algunos casos varias veces: un notable fan de este mundo nos define a sus incondicionales como Marvel Zombies, y lo justificamos), y la red de relaciones entre todas ellas ha ido haciendo que los datos acumulados compongan una maraña verdaderamente espesa. Un buen ejemplo lo constituyen esas Gemas del Infinito tan importantes para la trama del primer capítulo del díptico, gran parte de las cuales ya habían ido apareciendo en muchas de aquellas. A modo de guía, las enumero e indico su origen y apariciones previas:
1) La Gema del Espacio es el Teseracto, objeto conocido en los tebeos como el Cubo Cósmico, y que en el UCM aparecía por primera vez en manos de Cráneo Rojo en Capitán América: El primer vengador, es decir, durante la II Guerra Mundial. En el presente, reaparecía en Los Vengadores, y era el objeto de la lucha entre Loki y los héroes que formarán este equipo, siendo después custodiada en Asgard.
2) La Gema de la Mente es la piedra que se encontraba en el cetro con que Loki se enfrentaba a Los Vengadores y que le permitía controlar, como indica su nombre, la voluntad de cualquier individuo. Después iba a parar a manos de Hydra (un grupo criminal infiltrado en la agencia de seguridad SHIELD, como se desvelaba en Capitán América: El Soldado de Invierno) y el grupo la recuperaba en el inicio de su segunda película, Vengadores: La era de Ultron. En el curso de esta, acababa siendo incrustada en la frente del nuevo miembro del equipo, la Visión, y en Infinity War, será la que Thanos consiga en último lugar.
3) La Gema del Tiempo la custodia el Doctor Extraño dentro de su amuleto el Ojo de Agamotto, que tan fundamental fue en su enfrentamiento final con el demoniaco Dormammu en la conclusión de su propia película inaugural, puesto que obligaba a este a rendirse ante la amenaza de verse atrapado en un eterno bucle temporal.
4) La Gema del Poder es la que contenía el Orbe, objeto de disputa en el primer título de Guardianes de la Galaxia. Al final de esta película se quedaba en el mundo espacial de Xandar, y allí es donde Thanos la consigue, fuera de escena y antes de comenzar el díptico, como indican los diálogos: es, por tanto, la primera gema en ser engarzada en su guantelete.
5) La Gema de la Realidad aparecía en Thor: El mundo oscuro, en manos de Malekith, el Elfo Oscuro, su enemigo en este título, y en la escena post-créditos los asgardianos se la entregaban al Coleccionista (Benicio del Toro, insufrible en sus apariciones en el UCM) para que la custodiara, alegando que es mejor no guardar dos gemas en la misma Asgard (la primera era el Teseracto). En el presente film, el mismo Thanos se la arrebata al Coleccionista con facilidad.
6) La Gema del Alma, la más poderosa —en los tebeos la portaba un personaje ausente del UCM, Adam Warlock, que era quien derrotaba al Titán en la saga de papel—, se encuentra en un mundo perdido llamado Vormis, y solo se puede conseguir a cambio del sacrificio del ser más querido por parte de su futuro poseedor.
El díptico es algo más que una única película dividida en dos partes, con independencia de que entre el final del rodaje de la primera y el inicio de la segunda, según fuentes de la Red, apenas pasó un mes (unas pequeñas vacaciones, a lo sumo), pues entre ambas hay ciertas diferencias. Vengadores: Infinity War se centra de modo absoluto en la búsqueda de las gemas por parte de Thanos y el intento de los Vengadores y sus aliados para impedirlo, de tal modo que su historia avanza mediante una serie de enfrentamientos consecutivos hasta concluir en Wakanda, el reino oculto de Pantera Negra, donde el Titán consigue la última gema y realiza su famoso chasquido de dedos. Vengadores: Endgame transcurre en su mayor parte cinco años después de la anterior, posee una mayor variedad argumental y una parte inicial asumidamente inactiva, para mostrar el modo en que los héroes (como la Tierra y el universo entero) fueron abatidos por el trauma. La repentina posibilidad de una forma de volver atrás (mediante el uso del viaje en el tiempo) vuelve a unir a todos los supervivientes en la empresa. La primera película dura dos horas y media; la segunda, se marcha más allá de las tres horas.
Vengadores: Infinity War adolece de un problema fundamental: en su pretensión de que cada héroe tenga su momento de gloria —y aparecen todos los integrantes del UCM salvo Ojo de Halcón y Ant-Man—, la atención se dispersa en demasiados frentes. Es un film-contenedor cuyo verdadero protagonista, por tanto, acaba siendo Thanos, el único personaje realmente consistente de la historia. A quien le interese, debe señalarse que este Thanos no es exactamente el mismo de los tebeos, pues aquí no se trata de ningún adorador de la muerte sino de un malthusiano redentor del Universo que ha decidido que los males del mismo se deben a su hiperpoblación, de tal modo que ha decidido aligerarlo de la mitad de sus habitantes.
Por supuesto, el planteamiento carece de la menor consistencia dramática: sus respon-sables no tienen como objetivo plantearse ningún tipo de reflexión sobre el complejo de Dios o el mesianismo nihilista, como sí sucedía en los tebeos originales de su creador, Jim Starlin (o, cambiando de guionista y personajes, en las geniales obras de Alan Moore sobre el concepto realista de superhéroe, Miracleman y Watchmen). El UCM, como ya he señalado, no ha nacido para eso, de tal modo que la queste emprendida por Thanos para hacerse con el poder absoluto es tan solo una mera excusa para dar pie a una infinita (valga el juego de palabras) sucesión de secuencias donde pueda lucirse el espectacularismo digital. Ahora bien, el atractivo visual y dramático de Thanos heredado de la creación de Starlin se refleja, aun pálidamente, en la pantalla de tal modo que, con la inapreciable ayuda del actor Josh Brolin (incluso bajo el «camuflaje» digital que lo hace poco reconocible), el personaje consigue crear cierta ilusión de densidad, a mucha distancia de los héroes que intentan detenerlo.
Las dos horas y media del film, por lo tanto, cuentan un puñado de batallas que tienen lugar en distintos escenarios y con diferentes equipos. Sin la menor duda, el mayor interés lo tiene el seguimiento de las aventuras del trío formado por Iron Man, el Doctor Extraño y el joven Spiderman enfrentándose, primero en Nueva York y luego en su nave espacial, a un atractivo villano, Fauces Negras (al que se derrota arrojándolo al vacío mediante una argucia que el trepamuros extrae de nada menos que Aliens: el regreso), y luego, en compañía de algunos Guardianes de la Galaxia, al propio Thanos en su mundo natal, Titán. En este lugar, y en el curso de una soberbia pelea (la mejor planificada de toda la película), los héroes llegan a tener a Thanos al borde de la derrota. Poco antes se producido una de las más famosas escenas del díptico: utilizando sus poderes mágicos, el Doctor Extraño revisa millones de universos paralelos para saber en cuantos consiguen derrotar a Thanos… y solo lo logran en uno. Suficiente para los héroes Marvel, claro.
La película, por tanto, resulta un tanto cansina por repetitiva, y varios de los episodios son más bien prescindibles, pero en su parte final adquiere la adecuada trepidación mientras se narra en hábil montaje paralelo la doble batalla que tiene lugar entre el ya mencionado Titán (donde Thanos consigue la Gema del Tiempo que porta Extraño) y Wakanda, donde sus huestes persiguen la Gema de la Mente en manos de la Visión. En el ya famoso final, entre las víctimas de la mitad del universo se cuentan muchos de los héroes, si bien, de modo significativo en cuanto a la «jerarquía» del UCM, quienes sobreviven son los Vengadores originales (Thor, Iron Man, el Capitán América, la Viuda Negra y Hulk), más Máquina de Guerra (variante del Hombre de Hierro encarnado por Don Cheadle).
En una de las escenas post-créditos, la película vuelve a Nueva York, donde Nick Furia asiste, desconcertado, a la disolución de la mitad de los neoyorquinos: él mismo será una de las víctimas, pero antes de desvanecerse en el aire tiene tiempo para coger un pequeño aparato y lanzar un mensaje de ayuda a quién sabe dónde. En la pantalla del pulsador, eso sí, se dibuja una estrella de forma significativa para los aficionados de la Casa, puesto que es el emblema del personaje que porta el nombre de la editorial: Captain Marvel, un hombre en su primera encarnación, y una mujer en los tebeos coetáneos. Teniendo en cuenta el inmediato anuncio de Capitana Marvel, el mensaje pareció claro: este nuevo personaje habría de ser el campeón que liderara el contraataque contra Thanos.
Pues bien, tanto la película, estrenada en marzo de 2019, como el personaje, suponen una de las mayores estafas del UCM. Una estafa, primero, porque el film resulta uno de los más soporíferos del ciclo y, segundo, porque en Vengadores: Endgame, y pese a la expectativa inicial de que será un personaje central de la misma —no en vano en su película es presentada como alguien cuyos poderes cósmicos dejan a mucha distancia atrás al resto de héroes Marvel—, su intervención no solo resulta muy secundaria, sino que ni siquiera es relevante de cara al enfrentamiento final con Thanos. Esto último no deja de ser coherente: hubiera sido muy decepcionante que, después de 22 títulos en los que se ha ido creando un vínculo emocional entre el espectador y sus héroes principales, el campeón del universo fuera el último invitado a la fiesta. Pero esto no exime a Marvel Studios de haber creado unas expectativas (consiguiendo un taquillazo solo por esto) que luego se convierten en una enorme decepción. Capitana Marvel, además, carece de cualquier punto de interés, comenzando por su personaje central (la actriz que lo encarna, Brie Larson, solo es campeona en sosería), que resulta además embarazosamente poderosa: ignoro qué juego podrán sacar de ella en el futuro. Lo único salvable del film, pero no es suficiente, es que Samuel L. Jackson recupera (después de muchas películas de ausencia) su sabroso personaje de Nick Furia, pero con el molesto inconveniente de que, al estar ubicada la historia en el pasado, aparece rejuvenecido digitalmente, lo cual resulta bastante desagradable. Huelga decir que Jackson eclipsa completamente a Larson.
El esperadísimo estreno de Vengadores: Endgame ofrece, de entrada, la agradable sorpresa de que, contra lo que parecía esperarse (la repetición del mismo esquema argumental que Infinity War: es decir, un duelo continuo contra Thanos), su guion resulta apreciablemente original. La primera sorpresa es que, a poco de iniciado el film, y gracias precisamente a la llegada de la Capitana Marvel (yo diría que es lo único importante que hace), los Vengadores supervivientes y la heroína cósmica localizan el refugio de Thanos en un perdido rincón de la galaxia y corren a por él para arrebatarle el Guantelete, esperando poder revertir, con su poder, la masacre efectuada por aquel. Ahora bien: primero, se encuentran con que, para evitar precisamente esto, Thanos ha destruido las gemas (al precio de quedar considerablemente maltrecho) y, segundo, en un arrebato de ira (nada inesperado en él), Thor ¡decapita al exterminador del universo! El shock es completo, y consigue, en efecto, sujetar al espectador con firmeza en su asiento, pues… ¿qué puede pasar ahora?
La respuesta tiene lugar cinco años después de estos sucesos. La vida en la Tierra (y, es de suponer, en el resto del universo) no ha conseguido superar el terrible trauma de pérdida tan masiva, por lo que la vida, más que desarrollarse, languidece, siendo los Vengadores el principal símbolo de esta decadencia de la humanidad hacia la entropía y la nada. De repente, surge lo inesperado. Ant-Man, uno de los héroes ausentes de Infinity War reaparece para explicar (los espectadores lo saben por el final de su película Ant-Man y la Avispa, estrenada en el verano de 2018) que ha estado atrapado durante ese intervalo en el llamado universo cuántico, un espacio subatómico donde las leyes del tiempo y el espacio son muy diferentes: de hecho, para él los cinco años han sido solo cinco días. La posibilidad parece evidente: unir los talentos científicos de Tony Stark (Iron Man) y de Bruce Banner (Hulk) para crear unas armaduras que, sometidas al proceso reductor que utiliza el propio Ant-Man, les permita atravesar ese universo cuántico y viajar hacia atrás en el tiempo para reunir las Gemas del Infinito antes de que lo haga Thanos y así poder evitar los sucesos.
Vengadores: Endgame es todo un compendio de lo bueno y lo malo, de las virtudes y defectos del Universo Cinemático Marvel. Quizá sea conveniente empezar por lo primero: su fracaso a la hora de intentar sostener la película durante mucho tiempo sin recurrir a la acción visual. Durante su primera hora, la película intenta revestirse de una insondable tristeza que, siendo explícita en términos argumentales (los supervivientes lloran, cada uno a su manera, su derrota), resulta un fracaso en términos dramáticos. Los recursos que hubieran sido necesarios para crear la necesaria atmósfera de elegía mortuoria que demandaba la historia (la utilización de la luz y de los encuadres, el juego de significados sobre objetos y escenarios, el contenido expresivo de gestos o movimientos dentro del plano, etc.) son sencillamente incompatibles con el espíritu del UCM.
Es más, a ratos se tiene la impresión de que, conscientes de sus limitaciones, los responsables de la película (no sé si debo insistir: no me refiero a los incompetentes hermanos Russo, meros yes men de Marvel Studios, sino a todo el equipo detrás del proyecto) intentan imitar el aroma reconocible de algún producto previo que tenga alguna similitud con el presente. En mi opinión, sobre las imágenes de este Endgame flota cierta evocación de la trilogía de El Señor de los Anillos orquestada por Peter Jackson: hay el mismo aire crepuscular, los héroes se conducen con idéntico ademán fatalista en su intento de conjurar la siempre presente tentación del derrotismo, mientras combaten como si estuvieran efectuando una huida hacia adelante.
Por eso, el fracaso emocional es considerable, más allá de que el espectador se identifique con el dolor concreto que transmite alguno de los actores. Inclusive, hay un enorme error cual es pretender utilizar esa dimensión humorística del último Thor para volver a introducir la distensión dentro del drama, que resulta más bien ridícula: para indicar el completo abandono en que cae el dios del trueno, al pobre Sam Hemsworth lo revisten de una grasa digital que exagera aún más la vulnerabilidad física demostrada en sus previas intervenciones, pero con tal insistencia que acaba resultando embarazoso.
También carecerá, más adelante, de la fuerza necesaria el nuevo regreso al planeta Vormis para recuperar la fundamental Gema del Alma, la cual, recuérdese, solo se consigue al precio del sacrificio de un ser amado, cuestión que se dirime entre los dos Vengadores que acuden allí. Es una pena que la prometedora construcción dramática de la escena (los espectadores saben que uno de los dos héroes deberá morir para conseguir el éxito; estos, no) se vea estropeada por la nulidad de los Russo a la hora de dotar de la adecuada aureola trágica a su resolución.
Ahora bien, en cuanto a lo demás, el film ofrece lo que se esperaba, y en este sentido, una vez que ya se pone en marcha sin remedio la trepidante acción, la historia avanza con notable dinamismo y no decepciona en absoluto. El viaje hacia atrás en el tiempo, a todo esto, es un viaje también dentro de la continuidad ofrecida por todos los títulos del UCM, de tal modo que, como he venido insistiendo en estos artículos, el placer es mayor para quienes identifiquen los sucesos y personajes con quienes los distintos equipos de Vengadores van interfiriendo. Es significativa la especial importancia que se da al primer hito importante del ciclo, es decir, el seminal Los Vengadores (2012). No en vano, y al modo del protagonista de Regreso al futuro (1985) y sus secuelas —citadas con total lógica (o desfachatez) por los diálogos de los mismos viajeros del tiempo—, estos van cruzándose con sus yoes del pasado, mientras reaparecen personajes y escenarios que han ido desapareciendo con el paso de las películas, tales como Loki o Asgard.
[Quien todavía no conozca la resolución de esta saga debe dejar de leer aquí]
Es una idea muy sugerente que esta zambullida en el tiempo acabe teniendo la consecuencia de atraer la atención de un Thanos que todavía no sospecha qué será el debelador de medio universo: ¿qué sería de la épica sin la fatal confrontación entre el azar y el destino? Así, Thanos acabará siendo arrastrado al presente en que fue ejecutado por Thor, en una decisión de lo más acertada pues, las cosas como son, por impactante que fuera su salida de escena en el arranque de la historia, hubiera sido un error su ausencia completa del film. Por lo mismo, el regreso desde el «más allá» de todos los héroes eliminados por Thanos para participar en la batalla final también resultaba obligado.
Evidentemente, este Thanos carece ya del peso que alcanzaba en la primera parte, por la menor entidad de sus apariciones. Ahora bien, y de modo inverso, son ahora los héroes quienes, al recibir mayor espacio que entonces, pasan al primer plano que se les negó antes. Y esto nos lleva al motivo que he llevado a realizar esta larga recapitulación: el díptico Infinity War – Endgame supone un evidente punto y aparte en el UCM, una estación de llegada desde la cual se abre otro camino que, sí, transitarán buena parte de los mismos héroes pero no todos y no del mismo modo.
A media película ya nos habíamos despedido de la Viuda Negra (era la Vengadora que se sacri-ficaba en el planeta Vormis). Y si su desa-parición no había sido especialmente afortunada, la despedida de los dos Vengadores más caris-máticos resulta cierta-mente espléndida. Decía líneas arriba que hubiera sido anticlimático que la Capitana Marvel decidiera la suerte del universo. Y no es ella, claro, sino Iron Man, es decir, Tony Stark quien conseguirá detener a Thanos al enfundarse el Guantelete del Infinito y destruir su amenaza para siempre, bajo el precio del sacrificio propio. Es posible que esta decisión se deba al deseo de Robert Downey jr de cerrar un ciclo que lo ha tenido atado (confortablemente atado, cierto) a nueve películas en once años. Pero resulta formidablemente coherente, y cierra así con broche de oro su participación en el mismo, que ese héroe con mayor complejo de culpa, defensor incluso de la necesidad de limitar la libertad de campo de gente tan excesivamente poderosa como él, sea quien tenga que pagar con su vida. Más aún si tenemos en cuenta que, de todos los supervivientes del primer embate contra Thanos, era el único que había rehecho para bien su vida, al casarse con su novia eterna, Pepper (Gwyneth Paltrow), y tenido dos hijos.
Con él también desaparece su espejo moral, el Capitán América, quien asimismo recibe la oportunidad de salir de escena de acuerdo con el desarrollo dramático del personaje a lo largo de la serie: ese hombre desplazado en el tiempo aprovecha el invento urdido por Iron Man y Ant-Man para, después de concluida la lucha contra Thanos, quedarse en el punto del tiempo donde poder reconstruir su vida con la mujer de la que se enamoró durante la II Guerra Mundial (Peggy Carter). En su caso, la despedida no es la muerte: en un bonito acierto de los guionistas, los Vengadores del presente, cuando esperan el regreso del Capitán del último viaje hacia atrás que ha efectuado para cerrar los flecos de la ardua empresa, se encuentran a un afable anciano que los espera sentado cerca del lugar donde se fue siendo todavía joven y fuerte. El gesto siempre gentil de Chris Evans, aun sepultado por el envejecimiento digital, es una magnífica despedida de su personaje, para mi gusto el mejor trazado de todo el Universo Cinemático Marvel.
La Saga de Thanos se cobra, por tanto, el corazón de la primera alineación de Los Vengadores: muertos Iron Man y la Viuda Negra, jubilado de modo inesperado el Capitán América y con Thor uniéndose a las filas de esos Guardianes de la Galaxia con los que ha combatido, codo con codo, en este díptico. Y justo es señalar que el film (y por tanto, toda la etapa) concluye con una secuencia que sí posee una indudable intensidad emocional y recapituladora: se trata del travelling mediante el cual la cámara, en el funeral de Tony Stark, recorre con solemnidad a todos sus asistentes, lo cual es decir lo mismo que todo el elenco de héroes y personajes civiles aparecido en las 22 películas que componen, hasta ahora, el Universo Cinemático Marvel. Un dramatis personae que, al menos a este lector-espectador, no deja indiferente.
FICHAS DE LAS PELÍCULAS
Título: Vengadores: Infinity War / Avengers: Infinity War. Año: 2018
Título: Vengadores: Endgame / Avengers: Endgame. Año: 2019
Dirección: Anthony y Joe Russo. Guion: Christopher Markus y Stephen McFeely. Fotografía: Trent Opaloch. Música: Alan Silvestri. Reparto: Robert Downey Jr (Iron Man), Chris Evans (Capitán América), Sam Hemsworth (Thor), Josh Brolin (Thanos), Mark Ruffalo (Hulk), Scarlett Johansson (Viuda Negra), Paul Rudd (Ant-Man), Benedict Cumberbatch (Doctor Strange), Don Cheadle (Máquina de Guerra), Tom Holland (Spiderman), Chris Pratt (Starlord), Zoe Saldana (Gamora), Chadwick Boseman (Black Panther), Elizabeth Olsen (Bruja Escarlata), Anthony Mackie (Halcón). Dur.: 149 min / 181 min.
Auto-referencia:
– El Hombre de Hierro en el cine: recorrido por los tres Iron Man
– El dios del trueno en el cine: Thor y Thor. El mundo oscuro
– El Capitán América en el cine: El primer vengador y El Soldado de Invierno
– Los Héroes Más Poderosos de la Tierra en el cine: Los Vengadores y Vengadores: La era de Ultron
– Resumen del cine superheroico 2016
– Guardianes de la Galaxia, (im)posibles héroes de serie B marvelita