En Homonosapiens: Algunas frases memorables del cine
Publico en la revista digital Homonosapiens un artículo con el que, además, saldo una pequeña «deuda» que tenía desde hace varios meses. La autora del estupendo blog Barrilete cósmico me había incluido en uno de estos retos en cadena que suelen difundirse en la Red: la selección de tres citas literarias en tres días consecutivos. Lo he hecho a mi manera, convirtiéndolo en un único artículo, en el que las citas dejan de ser literarias para ser cinematográficas y son más de tres. En concreto, son frases o diálogos memorables de grandes películas que figuran en mi memoria sentimental. El propósito no es original: son incontables los libros, no digamos las páginas de Internet, que ofrecen verdaderos catálogos de frases célebres. En todo caso, he procurado incluir algunas que no se vienen a la cabeza a la primera (no figuran, por tanto, «A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre» de Escarlata O’Hara, «Alégrame el día» de Harry el sucio o «Creo que este es el principio de una hermosa amistad» de Rick Blaine), y subrayando la contextualización de las mismas. Parto del principio de que una buena frase no debe ser meramente brillante sino que ha de constituir una forma de enriquecer el retrato del personaje que la pronuncia o del planteamiento que la justifica. No soy original, claro: las palabras nos definen tanto como nuestros actos. La selección, por tanto, está debidamente fundamentada. Son frases extraídas de películas en la memoria de todos, de El buscavidas a El fantasma y la señora Muir, pasando por Lawrence de Arabia. Me han acompañado toda la vida, y a ellas cada poco tiempo incluyo alguna más. Como pasa con todas las listas, hoy he elegido estas y mañana, manteniendo unas, elegiría otras. Espero que las disfrutéis.