He publicado en el blog Recuerda que has leído una reseña que titulo: Rebelión en la granja vs. 1984. En ella, de extensión breve por las características internas del propio blog, me detengo ante todo en la primera de esas obras, mientras que en una futura entrega en La mano del extranjero haré lo propio con la segunda. Esta última sigue pareciéndome una obra admirable e irresistible, por muchas veces que la haya leído. Apasionante escritor Orwell, sin la menor duda, y no solo por estas dos famosas novelas, sino por sus excelentes ensayos, que recomiendo vivamente, en el mismo sello editorial donde están publicadas aquellas, DeBolsillo.
En Recuerda que has leído: Rebelión en la granja vs. 1984
Y añado el enlace para el artículo que, dentro de este mismo blog, analiza la otra gran obra del autor.
Hola Jose!
Me acabo de pasar por tu otro blog (ya me diras de donde sacas tanto tiempo…jeje), aunque como bien dices la primera flojea un poco 1984 es uno de esos libros de lectura obligada, aunque en realidad esto de «obligar» a leer no suele ser muy efectivo, al menos eso me tienen comentado profesores cercanos (familiares y amigos), no se como lo ves…
Saludos!
Te respondo en el otro blog, Fran. Solo decirte que, en efecto, las lecturas obligatorias en secundaria no despiertan muchas vocaciones lectoras. El problema es que, aun así, los profesores de humanidades consideramos que hacerlo encierra elementos positivos. En mi caso, y puesto que intento que sean lecturas con provecho para las clases de historia, el objetivo es mostrarles el contexto estudiado desde otro punto de vista y, al ser obligatorio un trabajo en respuesta a un cuestionario, estimular su expresión personal y la reflexión. Es evidente que la mayor parte de los trabajos están hechos con el mínimo esfuerzo, pero aun así me parece un esfuerzo valioso.
Me pasó igual: Leí Rebelión en la granja mucho tiempo después que 1984, y el efecto no es el mismo (aunque la película de animación de la primera debió crear unas cuantas pesadillas. Maldición, las nuevas generaciones necesitan películas que los marquen como nos pasó en tiempos).
Sería interesante releer al menos 1984, donde seguramente las percepción del poder y la política se vería muy distinta que en la adolescencia.
Respecto a las lecturas «obligatorias» es un concepto nocivo, al menos en cuanto a vocación. Nunca terminé de verle la lógica a objetivos como aprenderse los nombres de las partes de El arbol de la ciencia de cara a identificar un texto en un comentario…¿cual es la idea? ¿Un concurso? ¿Entrenar la memoria para unas oposiciones? Recuerdo hace tiempo como una niña comentaba con fastidio que en literatura tenia que leer Diez negritos de Agatha Christie…Estuve a punto de sacudirle un gorrazo al grito de «¡Niña, un respeto! Que yo a tu edad me tuve que aprender La colmena de cabo a rabo! ¡Hubiera matado por un policiaco!»
No he visto la película de animación, y ahora mismo no me animo a hacerlo (chiste fácil, lo sé). La relectura de «1984», como es natural, varía en función del momento en que la conocimos por primera vez: cuando lo hice yo, mis nociones sobre los totalitarismos eran vagas y dependían más del cine y de los mínimos datos de los temas de bachillerato.
El tema de las lecturas en el instituto, como digo líneas arriba, es peliagudo. Es verdad que obligar a leer nunca creará una mayoría de lectores, pero tampoco obligar a estudiar garantiza sabiduría para toda la vida, y sin embargo ayuda a crear hábitos de trabajo, herramientas de conocimiento del mundo, un contexto básico de saberes… y una mínima conciencia de que es necesario el esfuerzo para alcanzar una meta. Si a mí no me hubieran obligado a leer «La Regenta» en mi Bachillerato de Letras, quién sabe si habría leído alguna vez esta obra cumbre (la literatura española tenía poco prestigio para un adolescente que admiraba a Verne, Stevenson o Tolkien). Y desde luego, voto por sufragar un monumento para ese docente que puso como lectura los «Diez negritos» de Agatha Christie…