Si todo no ha sido un sueño (contemporáneo), en pocos días saldrá a la venta el primer libro que publico. Lo he llamado Edad Media soñada, y el subtítulo intenta explicar su contenido con un solo concepto, que es para lo que existen los subtítulos: La imagen del medievo en la ficción. Por lo tanto, en él hago un recorrido por las historias del cine, la literatura y el tebeo que toman esta época como escenario. La portada, preciosa, es un fragmento del cuadro (de tamaño descomunal) del pintor prerrafaelita Edward Burne-Jones, titulado El sueño de Arturo en Avalon, que expresa de modo inmejorable el espíritu de la obra. La editorial que me da la oportunidad es la malagueña Algorfa, cuyos responsables, Andrés García Serrano y Andrés García Baena, me han hecho sentir su entusiasmo y su cariño desde el primer momento, cuando aceptaron el proyecto sin vacilar. Antes de nada, debo indicar que este libro no existiría sin el presente blog, La mano del extranjero, que llevo escribiendo desde hace ya unos cuantos años, pues no solo ha sido mi carta de presentación ante los editores sino que he partido de una de sus secciones, del mismo nombre, para desarrollar el tema del libro, revisando exhaustivamente el material y ampliando considerablemente mi mirada sobre la época, lo que me ha permitido descubrir tanto como repasar las obras más conocidas de la temática y un buen número de ficciones de menor renombre pero considerable calidad.
Es un libro hecho desde el cariño de una vida devorando ficciones de una época que me fascina desde muy corta edad. De hecho, mis años de especialización dentro de la carrera entonces llamada Geografía e Historia se centraron, precisamente, en la Edad Media. En esos dos años finales éramos tan solo tres estudiantes (el número de profesores nos rebasaba ampliamente, por tanto), el número más bajo de todas las especialidades en que se dividía la carrera. Y confieso que si cursé esta y no otra fue por la fascinación que en mí habían despertado, siempre, el rey Arturo y sus caballeros, las Mil y Una Noches, los mitos nórdicos (descubiertos a través de los tebeos de superhéroes), las crónicas de los viajeros medievales que se atrevieron a internarse por el ancho mundo, encabezados por Marco Polo, las novelas de Walter Scott, R. L. Stevenson y demás autores anglosajones o las historias de vikingos, comenzando, claro, por el más entrañable de todos, el pequeño Vickie y sus compañeros de aventuras.
Por todo ello, el libro no se presenta como una investigación exhaustiva sobre el fondo histórico de las ficciones medievales, ni tampoco pretende formular teorías sobre las razones de su perdurabilidad. Sencillamente, lo anima el mismo objetivo que preside este blog desde su inicio. Por un lado, compartir impresiones y estimular recuerdos gratos sobre esas obras conocidas y amadas por el posible lector y el ilusionado autor. Por otro, mover al descubrimiento de aquellas que, por la razón que sea, todavía no ha habido ocasión de conocer.
Al mismo tiempo, esta obra ni puede ni quiere renunciar a su condición de libro de Historia, puesto que históricas son las raíces de todas las ficciones que en él se albergan. Yo me precio de haber aprendido, gracias a ellas, esta disciplina con la cual hoy me gano la vida (y del modo más humilde: enseñándola, lo que para mí significa estimular en otros el mismo amor que por ella siento). Por tanto, por sus páginas desfilarán los personajes y acontecimientos en el fondo más conocidos, pues a esta razón deben el haber pasado de la realidad al sueño: de Ricardo Corazón de León a Carlomagno, de las Cruzadas a las expediciones vikingas a América, de las Edades Oscuras con que principia el medievo a la radiante revitalización de las ciudades y al surgimiento de la mentalidad renacentista, del feudalismo y la supuesta ética caballeresca al conflicto entre paganismo y cristianismo…
Por otra parte, es propósito central de la obra que el lector pueda acceder a ella por donde le venga en gana. No hay discurso férreo que obligue a no saltarse ni un párrafo, no hay principio ni final (es más, yo mismo no lo doy por acabado: me quedan muchas más ficciones medievales por descubrir y por intentar que otros descubran). No es que pretenda decir que Edad Media soñada es como El libro de arena borgiano, de aliento infinito, pero sí que lo he concebido como un caleidoscopio: yo me iría al índice en busca de un tema o una obra favorita, o lo abriría sencillamente por cualquier parte y luego por otra y la siguiente vez por otra distinta.
Mi principal guía ha sido disfrutar de lo que escribo, porque escribo de lo que me hace disfrutar. Espero encontrar lectores que se animen a entrar en este sueño medieval.
No lo he empezado. Perola única Edad Media que imaginé en mi mocedad fue la de Rob Roy de Walter Scott en Biblioteca Juventud y la de Tony Curtis en «El escudo negro», no sé de quién, pero que nos proyectaron los salesianos en el internado del Liceo «San José», de Los Teques, un pueblecito (entonces) montañoso a tres horas de Caracas. De modo que por el título, no hay nada que objetar y mucho bueno que desear.
Felicitaciones.
¡Muchas gracias, Franklin! Walter Scott, por supuesto, no puede faltar y con varias novelas. En cuanto a la película de Tony Curtis (que se llamó en España «Coraza negra» y dirigió Rudolph Maté) no aparece por razones de selección, pero el marido de Janet Leigh figura en alguna otra, y magnífica, como «Los vikingos». El cine está muy bien representado, como puedes imaginarte, y sobre todo de forma muy variada, en países, y en enfoques.
Deseando hincarle el diente a tu libro. Enhorabuena. Y gracias.
Muchísimas gracias, Josefina. Por mi parte, deseando que se lo podáis morder 😁 .
¡Enhorabuena! No me lo pierdo.
Muchas gracias, Javier, espero que esté a la altura de vuestras expectativas!
¡Enhorabuena José Miguel! Es un tema apasionante y seguro que, como siempre, lo bordas.
¡Muchas gracias por tu confianza, Ángel 🙂 ! Desde luego que el tema es apasionante; espero, por ello, que mi acercamiento al mismo interese. ¡Un abrazo!