Inicio una sección del blog en la que reseñaré con mucho menor espacio del habitual algunos libros, películas o tebeos que vaya leyendo, con objeto más bien de transmitir una impresión que un análisis minucioso.
Es una pena que la literatura fantástica (sobre todo la de terror y ciencia ficción calificada como popular) haya sido siempre, en general, atacada y a la vez defendida tan mal. Irónicamente, quienes hacen una cosa y la otra suelen hacerlo en los mismos términos: en clave argumental. Los primeros detestan la fantasía popular o pulp señalando que desarrollan una serie de tópicos risibles bajo un estilo pedestre y que están destinados, poco más o menos, a lectores de bajo nivel cultural. Los segundos, por desgracia, la defienden muchas veces en función del ingenio argumental o del interés de una premisa concreta. Sin embargo, también hay quien piensa que el terror y la ciencia ficción, como literatura que es, debe juzgarse antes que nada por lo mismo que a toda obra literaria: por su estilo. Del estilo —que en su más sencilla definición diría que es el modo mediante el cual el autor expone lo que desea contar—, y de la fortuna con que se ejecute, dependen los dos elementos fundamentales de este género, es decir, la atmósfera y el realismo con que sus personajes y sus ideas, por raros e incluso absurdos que sean, nos resultan convincentes mientras los estamos leyendo.
Pues bien, acabo de terminar un libro apasionante —que increíblemente llevaba «aparcado» en mis estanterías cuatro años sin que lo hubiera abierto hasta pocos días— que analiza la obra de uno de los autores más emblemáticos del género (emblemático por ser odiado y reverenciado a partes iguales), H. P. Lovecraft, desde el punto de vista del estilo y de las ideas (ideas, no argumentos, especifico). Se trata de Realismo raro. Lovecraft y la filosofía. Raro de weird, añado para los entusiastas, como yo mismo, de este palabra tan difícil de traducir al español y que de inmediato nos lleva a la mítica revista en que publicaron tanto HPL como buena parte de los mejores autores de la corriente pulp, es decir, Weird Tales.
Graham Harman es filósofo, y nada más diré de él, porque solo haría desgranar los datos que se pueden encontrar en Internet, pues nunca he tenido otra obra suya que esta (publicada, admirablemente, por Holobionte Ediciones en 2020). Harman comienza refiriéndose al sarcasmo despreciativo con que Lovecraft ha sido tratado por los críticos que no ven en él más que al autor de yog-sothoterías que el mismo escritor, con modesta ironía, dijo en alguna ocasión que era. En concreto, habla de Edmundo Wilson, pope de la crítica literaria estadounidense (del que sí conozco un libro espléndido, Hacia la estación de Finlandia, una deslumbrante divulgación del nacimiento y eclosión del pensamiento socialista, de los utópicos hasta Marx y Lenin). Harman desmonta, antes que nada, la simplicidad de los juicios de Wilson, dejando claro que este no analiza en absoluto a Lovecraft con las mismas herramientas que hace con los autores de literatura digna que respeta, sino que intenta desmontarlo con un burlesco resumen argumental, técnica que, demuestra el filósofo, puede aplicarse a clásicos como Moby Dick o La Divina Comedia, desmontándolos de la misma manera… si uno hace caso a esas tonterías despectivas.
A continuación, hace una primera introducción a las ideas (en el sentido filosófico, repito) que se encuentran en la literatura de HPL y su relación con la tradición del pensamiento occidental, de Platón a Kant, de Hume a Heidegger. En esta parte más especulativa, supongo, Harman llevará el agua a su molino; es decir, procurará emparentar al escritor con la corriente de pensamiento en que él mismo se inscribe (y a la cual se refiere varias veces durante el texto). Está escrita en términos accesibles para cualquier lector que no frecuente libros de filosofía —es evidente que Harman sabe a quién se dirige esta obra—, lo que permite situarnos ante el campo de reflexión en que se va a situar enseguida.
En la segunda parte, el autor selecciona ocho de los relatos más conocidos del autor (La llamada de Cthulhu, La sombra sobre Innsmouth, En las montañas de la locura…), entre los que incluye alguno que considera indigno del talento manifestado en otros (por ejemplo, La sombra fuera del tiempo, aunque también señala que la parte final del emblemático relato ambientado en la Antártida es decepcionante: yo estoy de acuerdo en el caso del primero pero no en el segundo). Cada uno de los ocho capítulos se divide en segmentos encabezados por una cita literal extraída del relato en cuestión, bien reconocible de su autor. Y a partir de ellas, lo que hace Harman es efectuar un análisis estilístico con objeto de demostrar que si los particulares argumentos de HPL son fascinantes es por el modo en que el lenguaje, las palabras elegidas, el uso de adjetivos (de ese torrente de adjetivos enfáticos —atroz, espantoso, abominable…— que tanta irrisión causa en sus detractores), la construcción de frases que parecen expresar conceptos tópicos del género pero que en realidad efectúan una notable torsión de la lógica habitual del discurso terrorífico…
Harman, por tanto, demuestra que a Lovecraft se le debe juzgar por su dominio de la expresión literaria puesto que de ella depende, como con cualquier escritor, la convicción de sus ideas. Con el mérito añadido de que es evidente que si a nadie le parece estúpida de entrada (todo lo más, a quien no le guste le resultará aburrida) una novela que describa con minuciosidad las vidas de una familia de burgueses o de campesinos o la frustración existencial del moderno urbanita, los argumentos de HPL solo pueden complacer sin condiciones a quienes aceptan las historias sobre engendros que acechan al hombre desde el más allá, libros cuya mera lectura es maligna y espacios en los que las leyes racionales de la geometría han sido gravemente perturbadas.
Este libro de Harman, por tanto, ahora mismo me parece la mejor arma que quienes amamos a Lovecraft podemos esgrimir contra quienes se ríen de él, lo trivializan o sencillamente no están dispuestos a dar el paso de leer a un autor de yog-shothoterías. Es una pena que su publicación pasara tan desapercibida: solo por pura casualidad está en mi manos. Por casualidad y por el celo con el que mi librería de género y tebeo favorita de Málaga, En Portada, suele hacerse eco de cualquier publicación, sea de la naturaleza que sea, de nuestra temática predilecta.
* Realismo raro. Lovecraft y la filosofía, de Graham Harman. Ilustraciones de Cristina Ramírez. Traducción de Antonio Jiménez Morato y Federico Fernández Giordano (revisada, corregida y editada por este último). Holobionte Ediciones, 2020.
Título original: Weird Realism: Lovecraft and Philosophy (2012).