En Café Montaigne: Amor y muerte en Esnapur

Seetha ante la diosa

En Café Montaigne: Amor y muerte en Esnapur

En los salones del Café Montaigne siempre hay espacio para la aventura. Y en ellos acabo de publicar un artículo (revisión y corrección del que antes paseé por esta mano del extranjero) sobre una de las cumbres del género y, por lo tanto, del cine en general. Se trata de una revisión apasionada del díptico formado por El tigre de Esnapur y La tumba india, mediante el cual el genial director Fritz Lang regresó a su Alemania natal (de la que se fuera en 1933, con el ascenso del nazismo) después de que su aventura en Hollywood no acabara como merecía. Se sitúa en un reino de la India, gobernado por un maharajá que aspira a su modernización y que por ello convoca a un arquitecto alemán, Harald Berger, con el que enseguida hace amistad. Pero Berger se enamora de una bailarina, Seetha (de raíces irlandesas), a la vez que el soberano, el cual, al descubrir que esta, a quien ya contaba con hacer su esposa, le corresponde, monta en cólera, ordena su persecución y captura y decide convertir las escuelas y hospitales para cuya construcción había hecho venir a Berger en un mausoleo, en una tumba para sepultar en ella a esa mujer a la que ama y a la que, al no verse amado, ha decidido matar. Los amigos de los documentos antropológicos, de las visiones críticas del colonialismo (aunque aquí, al menos, no aparecen los ingleses) y de los directores-entómologos no encontrarán aquí su película. El tigre de Esnapur-La tumba india es una fábula romántica en su estado más puro, donde lo que cuenta, ante todo, es el lirismo, las sensaciones (abiertas y subterráneas), la acción a través de las cuales se expresan los caracteres mejor que con mil palabras, la sugestión visual, la narración que no se detiene pero que, misteriosamente, consigue suspenderse mágicamente en el terreno de la abstracción. Cine para disfrutar, para soñar, para descubrir después que nos ha hecho pensar. Y con una Debra Paget cuyas danzas constituyen una cumbre del erotismo onírico en la gran pantalla.

Debra Paget baila en Esnapur

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About Jose Miguel García de Fórmica-Corsi

Soy profesor de historia en el IES Jacaranda (Churriana, Málaga).
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8 Responses to En Café Montaigne: Amor y muerte en Esnapur

  1. Avatar de josmaraj josmaraj dice:

    Una de las grandes muestras del cine de aventuras, con dosis de intriga y romanticismo que hacen entretenida y agradable su visión. Leí en su día la entrada que le dedicaste, y como siempre amena y necesaria para conocer aspectos de la película que sin ella me habrían pasado desapercibidos.
    Respecto a la danza de la serpiente, recuerdo haber leído en el suplemento dominical de un periódico una crítica de la película escrita por un literato de cierta fama, autoproclamado experto en cine y por decirlo así católico de guardia, que, muy quisquillosito y puritano él, soltó la barbaridad de que era algo así como un contoneo vacuno, zafio sin gracia, propio de una stripper barata de Las Vegas. Y cobraría por ello. Así que te agradezco la oportunidad de desquitarme de haber leído semejante desatino y proclamar que es uno de los momentos más eróticos y al mismo tiempo elegantes de la historia del cine. Dicho queda.

    • Cada uno tiene sus propias referencias eróticas, como es lógico, pero ese juicio sobre la capacidad de Debra Paget para la danza sensual, desde luego, obliga a pensar si ese severo juez vio la misma película que nosotros. ¡Contoneo vacuno! ¿En qué «prados» suele pastar este hombre? Por cierto que esta actriz tiene una película, apenas conocida, que se titula «Princess of the Nile» (yo la vi en tv hace mil años y hace poco la he reencontrado en la Red), una película de ambiente oriental muy modestita en la que hace el doble papel de princesa y bailarina, y se marca unos bailes que es imposible que Fritz Lang (o quien decidiera contratarla para «Esnapur») no conociera. Si tienes ocasión de encontrarla, te la recomiendo. La peli en sí no es gran cosa, pero los «contoneos» de Debra son memorables.

  2. Avatar de Teo Calderón Teo Calderón dice:

    Sospecho que no voy a añadir nada que quienes la conocen no hayan percibido. Se trata de una película (dividida en dos partes que se exhibieron por separado) en la que romance, aventuras y exotismo son elementos combinados de manera fascinante a través de una puesta en escena cuya aparente ingenuidad no es otra cosa que la recuperación de una narrativa perfecta en su pureza que, sin embargo, esconde complejos mecanismos expresivos. Quizá debamos acudir a la engañosa sencillez de lo geométrico para tratar de definir la hipnótica belleza de sus imágenes, en ocasiones, aterradoras y pesadillescas (los laberínticos subterráneos del palacio y sus ignorados «habitantes») y casi siempre emocionantes (siendo muchas, elijamos las desarrolladas en el desierto y aquella en la gruta donde el arquitecto y la bailarina se refugian de sus perseguidores).
    A todo ello, añadamos como la fulgente gema que corona este díptico cautivador el felino y turbador atractivo de Debra Paget (una actriz a la que Hollywood menospreció y encasilló) incorporando a Seeta la bailarina. Refiriéndonos a ella también yo deseo destacar la delirante secuencia -rayana en lo alucinógeno- de esa danza ante la cobra, cargada de un coreográfico erotismo. Sencillamente, impagable.

    • Como bien dices, Teo, el film está lleno de imágenes, elementos y apuntes de inagotable capacidad de sugerencia y reflexión. Merecería un librito que explorara todos esos niveles (como el palacio de Esnapur, esconde más de lo que parece), incluso que comparara este film con las dos versiones previas. Y una vez más, un aplauso por la belleza de Debra Paget, por su talento como actriz (porque fue una buena actriz y no solo una mujer bella) y su capacidad para hacernos soñar (y algo más) con esas danzas mágicas. Un abrazo.

  3. Avatar de David P. Ugalde David P. Ugalde dice:

    Para mí, una de las cimas del cine de Lang, que es como decir una de las grandes cimas del cine de todos los tiempos. Me sorprende encontrar aún opiniones condescendientes que dicen que es un tebeo precioso, una bonita película de aventuras, incluso un homenaje kitch al serial. ¿De verdad no ven nada más?
    Magnifico tu análisis, como siempre. Un fuerte abrazo!!

    • En efecto, todavía hoy es lamentable que tantos lectores y espectadores (y lo que es peor, críticos, especialistas y «gente cultivada») dividan las creaciones de la ficción en culta o popular, alta o baja, digna o indigna. Lang es uno de los más grandes del cine y, por tanto, sus obras maestras también lo son del cine. «El tigre de Esnapur» como «Los contrabandistas de Moonfleet» o «Los espías» o «Perversidad» (en este caso, el «prestigio» que ha acabado alcanzando el cine negro la salva de la condescendencia) o todo el ciclo de Mabuse indican la predilección de este genio por la aventura, por la emoción. Nunca debería olvidarse que al final cualquier obra de arte perdurable nos habla de la infinita complejidad de lo humano, da igual que lo haga utilizando la ciencia ficción, el folletín, la farsa, el tebeo de superhéroes o la aventura pulp. En cualquier caso, sigamos rindiéndonos a la magia de este díptico, que lo tiene todo: magia visual, fuerza narrativa, sensualidad, romanticismo, tragedia. Seguimos su historia deseando saber siempre qué va a suceder a continuación (y ese es el mayor triunfo de cualquier ficción) y cuando concluye, su recuerdo se queda dentro de nosotros para siempre. A ver cuántos igualan a Fritz Lang y «El tigre de Esnapur» en esto.

      Un abrazo, y gracias por tus palabras.

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